EL ARTE DE GRACE

EL ARTE DE GRACE
El Mandala que te libera, vete con él clickeándolo

viernes, 11 de junio de 2010

MORe, moRe, mOrE....


De repente era todo blanco, con esa luminosidad que hiere los sentidos.
Me desperté de un sueño extraño, en el que volvía a nevar sobre Buenos Aires.
La particularidad del mismo era que también me despertaba de otro sueño y ahí en el estar de mi casa, estaba mi viejo que me decía que no se sentía tanto el frío de la vez anterior del 9 de julio de 2007, porque estaba haciendo 3 grados Cº.
(mi viejo murió en 1993)
Yo mientras tanto miraba el parque seminevado a través del ventanal.

De repente era todo blanco por el sol radiante que acariciaba el cuerpo de ella desnudo, tendido sobre la roca al lado del mar Mediterráneo. Los pasajes de una isla que siempre soñé y que solía dibujar mientras escuchaba los discos de Pink Floyd, ahora tenían sentido a través de los leños encendidos en la estufa luego de una trasnoche incesante de películas de cable y del mejor jazz.

Transcurría un lunes de principios de junio, descansado y sin obligaciones. Y justamente en el otro hemisferio el verano se aproximaba para bañar con su cálida luz la mítica isla del eterno hedonismo.
Amparado en las substancias prohibidas la amplitud de su mirada también me abarcaba desde este lugar y lo que imaginé fué.

De Alemania vine y también hice el amor en París. Tal vez el destino me espere en Ibiza como a Stefan, tal vez allí se conjugue la luz mediterránea y la atípica nevada de Buenos Aires, el rock nacional y la psicodelia de finales de los ´60.
Y Stelle me espere con un porro entre manos, con su mejor máscara de muerte bienhechora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y yo quisiera ser Stelle.