EL ARTE DE GRACE

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martes, 14 de julio de 2009

Mi mano izquierda


Bueno, esto tal vez aparentemente no tenga mucho que ver con lo anterior (aunque en realidad ya veremos que sí) pero recorriendo algún que otro blog, me encontré en uno de ellos con algo que capturó mi interés y entonces me surgió lo siguiente, que dicho sea de paso se convierte en algo así como un puente entre la actual necrológica del pasado a la vívida circunstancia presente: Hay una de las manos que efectivamente se enfría mas que la otra.
Generalmente cuando estamos en la PC es la derecha porque igualmente es la que usamos para manejar el mouse, si no somos zurdos. Es la mano mas expuesta al medio ambiente, al estar siempre en posición horizontal en constante estado de impávida espera para mover el mouse de aquí para allá o a apretar alguno de sus botones, la sangre no circula y por tanto, en estas épocas invernales tiende a congelarse.
No ocurre lo mismo con la mano compañera, que siempre está mas calentita porque la tenemos posicionada mas abajo, ó más arriba contra nuestro rostro recibiendo el tibio aliento, casi siempre en contacto con nuestras vestimentas, refregándola cada tanto contra la tela cálida del pantalón o la pollera para que no pierda su calor habitual, también es común que estemos agarrando con ella alguna taza de café u otra infusión que poseen la característica de encontrarse a altas temperaturas debido a dicha estación invernal; o porque no una copa de buen cognac, de vino o un vaso de wisky o vodka.
Si no es éste el caso obviamente podemos sentarnos arriba de ella, ubicarla sobre o en el interior del pantalón o la pollera, en la entrepierna, que siempre está caliente, o refregarnos lo que hubiera en dicha entrepierna, de acuerdo a que uno pertenezca al género femenino o masculino.
Todo esto contribuye a que la mano izquierda se deleite con cálidas y acogedoras temperaturas y funciones, mientras su diestra sufrida hermana padece las inclemencias de la estática y dudosa titularidad de manejadora del mouse.
Si lo sabré yo, que cada tanto debo friccionarla contra su zurda hermanita para sacarla de su molesta y fría inercia, o apoyarla contra el caloventor, o acercarla a la cálida emanación de mi estufa de leña. O de última, acariciar a alguno de mis gatos, generalmente el que se encuentre mas cercano a la mesa de la PC.
Y lamentablemente muchos sabemos que es así: que no hay nada mas desagradable para un puñetero ó puñetera, que una mano helada, sea esta propia o ajena...
Por lo tanto postulo la fabricación de mouses con calefactores incluídos, lo que redundaría en una más confortable utilización de las computadoras personales, aunque seguramente no en un más eficiente ahorro energético.
Pero tener una mano calentita bien merece el gasto extra de un par más de kilowatts.
Nuestros respectivos miembros o cachuflas, según sea el caso, devendrán agradecidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jaja... me acuerdo de cuando escribí lo del mouse. Qué bien puesto este texto en el sector DELIRIOS.