EL ARTE DE GRACE

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jueves, 7 de marzo de 2013

¿Toca, Toca, Tocadiscos? Tocadiscos los de antes! 2

 

Restauración de Winco Stereo - Parte I





La idea era recuperar aquellas sensaciones de la escucha de los primeros discos de vinilo a los que accedí cuando chico gracias al regalo de nuestra querida "Tía Tata". Así descubrí en una etapa crucial de toda persona (los últimos años de niñéz y los primeros de la adolescencia) la emoción de poder contar con la música grabada y disfrutarla cuanta veces uno deseaba, a la vez que se abría ante nuestra prístina sensibilidad todo un abanico de sonidos y de mundos nuevos e intrigantes.
Con este regalo venían de yapa 3 colecciones de discos de diferentes temáticas. A mí me gustaban mucho los de música clásica ("La Música Más Hermosa Del Mundo" de Productos Especiales de CBS-Columbia). Luego vinieron los vinilos que fué adquiriendo mi viejo (mayormente de folklore), los prestados por los vecinos y amigos de mi hermano mayor, los comprados cuando cursaba la secundaria en donde fué mutando mi gusto musical.


Y ahí, en ese Winco Stereo (modelo circa de 1966) escuché desde la ópera de Verdi ó la bucólica "mañana" de Grieg, pasando por mi olvidable primer "simple" que compré - de Los Linces - (aunque la canción aún resuena en mi memoria...), el soundtrack que me hacía volar como loco de "2001 -Odisea del Espacio", el LP que me abrió la cabeza al rock nacional: La Biblia de Vox Dei - y ése simple tan extraño de un grupo llamado Invisible que hablaba de "ésa Abuela que domina al mundo" y otro LP medio bizarro de un quía que berreaba de que quería tomar otro trago de cerveza para la sed (Pappo´s Blues Vol.4) ; la canción política de Los Olimareños, la exquisita canción española en la voz de Nati Mistral (de la que me parece que mi viejo estaba enamorado) hasta el "Submarino Amarillo" de Los Beatles que no pudo haber sido peor elección para debutar como primer LP de mi colección de los Fab Four, que compensaría después con la adquisición de "Help!" y sobre todo de "Abbey Road"; los apasionantes sonidos de la música progresiva del "Lado Oscuro de la Luna" de los inefables Pink Floyd y porqué no, el rock duro de Deep Purple con Made In Japan (Live que me compré allá por el ´75 ó ´76 ) y el fantástico Machine Head de mi amigo Julio con el que aprendimos ( más él que yo) a sacar riffs en la viola. Y la lista, por supuesto sigue y es extensa. Ya más grandecito en los últimos años de la secundaria en ese mismo tocadiscos disfruté de Genesis, de Frank Zappa, de Steve Hillage (que conocí gracias al Tren Fantasma, original e irrepetible programa de radio de los ´70, conducido por Omar Cerasuolo), y de mucho rock nacional, incluídos Sui, Serú, Pastoral, Crucis y otros tantos.




Y como todo aparato también sufrió sus fallas y modificaciones. Se le quemó un canal, como estudiante de electrónica lo reparé y cambié la vieja pastilla de cristal por una más moderna de cerámica, le agregué un parlante remoto para escuchar en el dormitorio, luego le hice entradas para conectarle un reproductor de cassettes y pasado el tiempo fue quedando casi en desuso (justamente con la proliferación del cassette en los ´80 ). Cuando me fuí de la casa paterna, creo que comenzó a tener problemas con el mecanismo del cambiadiscos automático y mi viejo trató de repararlo y luego mi hermano (aficionado desde  siempre a la radio) lo utilizaba para grabar vinilos y pasarlos luego en su programa de radio local.
Un día visitando a mi madre, lo encuentro ahí en el cuartito que hace de depósito (y que fué nuestra pieza, la de mi hermano y la mía) abandonado y medio desarmado entre un montón de trastos: le faltaban perillas, estaba oxidado, no tenía el plato giradiscos (solo quedaba la goma superior toda degradada y retorcida) , no tenía cápsula y también faltaba un trafo de salida de uno de los canales. De los parlantes separables que traía originalmente ni rastro...
Y me dije que un día lo vendría a buscar para tratar de restaurarlo y si no se lograba hacerlo funcionar al menos lo destinaría como adorno-recuerdo.
Quería recuperar esas viejas sensaciones sonoras, porque se trata de un equipo valvular que suenan diferentes a los transistorizados -llamados también de"estado sólido"- y hacer una escucha objetiva al día de hoy. Se dice que la válvula suena transparente, limpia y nítida. 
El audio Hi End tiene a los amplificadores valvulares como lo máximo en la escala de fidelidad musical. Sin embargo la válvula tiene un comportamiento inestable comparado con el transistor, tiene una respuesta alineal y mayor saturación comparada con la linealidad de éste. Pero eso es justamente lo que la hace parecer más "musical", porque responde mejor a las coloraturas de la música, pero no a su fidelidad.
Entonces la cuestión era ésa: no reproducir con la mejor fidelidad a los vinilos, sinó a las sensaciones que parecían anidar en el recuerdo.         




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